domingo, 1 de junio de 2014

Te odio

Te odio. Visceralmente te odio. Con cada centímetro de mi cuerpo, te odio. No hay lugar en mi mente que te piense y no te odie. Te odio, con intensidad, con angustia, con rabia. Y el odio corre por mis venas, y se hace sangre, lágrima, congoja. Te odio.
Me odio. Me odio por no lograr que me quieras. Me odio por no poder llamar tu atención. Me odio, con intensidad, con angustia, con rabia. Me odio porque necesito odiarte pero no lo consigo. Me odio.
Nos odio. Odio lo que somos pero más lo que no somos. Odio pensar en vos, llorar por vos. Odio ilusionarme y desilusionarme sin previo aviso. Odio la frustración que me provoca no tenerte. Odio esta soledad que refuerza tu ausencia. Odio mi hermetismo, mi silencio. Odio mi pasado que nos separa. Odio tu presente que no nos termina de unir. Odio el futuro porque odio esta incertidumbre que me provocás. Odio que no me ames, que no te haga falta, que no me extrañes, que no me busques, que no te encuentre. Odio alejarme y que no te acerques. Odio acercarme y que no me veas. Odio estar pendiente de vos.
Nos odio. Me odio. Te odio… Pero, ¿por qué si te odio tanto este dolor no se me va? ¿Por qué no te olvido? ¿Por qué no me resigno? ¿Por qué me miento? ¿Por qué no huyo? ¿Por qué será que cuando la ira amaina, el odio cesa y yo te vuelvo a amar? Te vuelvo a amar con intensidad, con angustia, con rabia. Te vuelvo a amar y te odio, me odio, nos odio por eso.

2 comentarios: