El tiempo parecía
burlarse de nosotros y, en sus ansias por rebelarse, nos jugaba una mala pasada
detrás de la otra. Y como si fuéramos víctimas de un reloj cuyas agujas
atrasaran o adelantaran las horas a gusto y piacere, nos andábamos
desencontrando por todos lados, siempre tan a destiempo los dos.
¿Llegamos tarde a
la cita o nos alcanzamos antes de lo previsto?
¿Nos vimos y nos
desconocimos o preferimos no vernos por miedo a conocernos sin máscaras?
¿Nos amamos a primera
vista o nos desamamos en cuarto intermedio?
¿Andamos los
caminos trazados o desandamos los destinos ajenamente escritos?
¿Cruzamos los
límites o descruzamos los dedos?
¿Descreímos de las
señales o nos convertimos en fervorosos creyentes de los finales felices?
Señales. Marcas.
Huellas. Surcos. Rastros. Testimonios.
Finales.
Conclusiones. Remates. Adioses. Desenlaces.
O tal vez…
¿Comienzos? ¿Inicios? ¿Surgimientos? ¿Nacimientos?
Juego de palabras o
palabras que desatan juegos.
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