Ojalá me llames.
Ojalá me sorprendas y me llames. Ojalá, así me salvo, no de vos sino de tu
imagen, de la terrible y deformada imagen tuya que fui construyendo durante
estas semanas de ausencia.
Ojalá aparezcas.
Ojalá me nombres. Ojalá, así te salvo, no de mí sino del olvido al que te había
desterrado. Y el olvido…
Ojalá me beses
intensamente. Ojalá nos encontremos. Ojalá, así nos salvo, no de nosotros sino
de esta soledad a la que parecíamos condenados.
Ojalá me mires.
Ojalá te vea. Ojalá hables. Ojalá responda. Ojalá me sonrías. Ojalá te
estremezca. Ojalá me sueñes. Ojalá te despierte(s). Ojalá arriesguemos sin
miedo a perder. Ojalá luchemos sin temor a fracasar. Ojalá me quieras. Ojalá te
quiera. Ojalá nos amemos. Ojalá, así no precisamos
motivos para salvarnos.
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