martes, 20 de mayo de 2014

Y después... ¿qué?

¿Cuánto tiempo es "después"? ¿Cuántas dudas y enojos caben en cada "después" que recibimos? ¿Cuántos pensamientos o conjeturas se filtran en un "después"? ¿Cuántos encuentros desencontrados incluye el "después"? ¿Cuántas premoniciones, solicitud de señales, lecturas de horóscopos propios y ajenos se traducen en un "después"?
"Nos vemos después", significa que nos vemos... ¿cuándo? ¿a la noche, al día siguiente, en unas semanas, dentro de un mes, cuando la vida nos vuelva a cruzar? "Después la seguimos", quiere decir que la seguimos... ¿dónde? ¿en su casa, en la mía, en un bar, en la calle? "Hablamos después", implica que hablamos... ¿cómo? ¿por chat, por sms, por teléfono, cara a cara? El "después", ¿requiere un pretexto al estilo "te llamé para...", "necesito verte porque..." o un día vamos caminando tranquilos por la calle y el "después" se nos aparece intempestivamente como quien no quiere la cosa y se hace presente sin previo aviso? El "después", ¿implica una decisión de las partes, un actuar sobre la realidad o es pura casualidad o giro inesperado del destino?
¿Qué encarna "después"?, nos preguntamos. Los diccionarios proclaman: "Posterioridad". Definición incompleta e inconclusa cuando la espera se vuelve ¿el motor? del "después"... ¿o acaso es el deseo el que lo motoriza y la espera es sólo un efecto secundario? ¿Algún día lo sabremos a ciencia cierta? ¿Existirá estudioso del "después" capaz de dar una respuesta que nos deje conformes? ¿Es comprensible la desesperación de muchos frente a tal desconcierto? ¿Es posible una teoría que se acerque a-penas a significar el tan nombrado "después"? Los esfuerzos son incalculables, las hipótesis incomprobables, y lo cierto, tal vez lo único que me animo a no refutar (por lo menos por ahora), es que hay que seguir confiando en el "después" por más contradicciones que nos provoque. En conclusión, creo que la potencia de la palabra "después" es que siempre implica una promesa, tal vez atemporal, pero una promesa de un encuentro posible, de una charla futura, de un volver a verse, a escucharse, a tenerse cerca, a estar juntos. "Después" es la esperanza, cuando no la certeza, de que existe algo más allá de ese momento concreto y presente, algo que nos trasciende. "Después" es el quedar al pendiente del pronunciador de esa palabra, es verdad, pero también es andar por la vida con un gusto a mañana en la boca, con un signo de pregunta en los labios, con una imagen futura en la retina. "Después" es proyectar, es soñar con los ojos abiertos y las alas desplegadas. Y como toda palabra que moviliza, también es llorar de rabia o de dolor cuando el "después" parece inalcanzable o se siente lejano. Pero mientras "después" siga siendo promesa y esperanza, y los seres humanos estemos convencidos de querer vivir de ilusiones para caminar tras de ellas y respirarlas en cada despertar, seguiremos empecinados en buscar significados, interpretaciones y señalamientos cuyo contenido iremos definiendo en cada "después" de los que seremos interlocutores o meros testigos. Y llegará el día en que nos encontremos en esa búsqueda (o no) y volvamos a preguntarnos, a cuestionarnos y a repetirnos "y después... ¿qué?"


jueves, 15 de mayo de 2014

Él y Ella

Él, corroído por los años y la desigualdad, revuelve los escombros de la vida para forjarse un futuro. Junta cartones, empuja su carro, hace de los desechos y las sobras de los otros su cena. Y cada día, engaña a la muerte ganándose la vida.


Ella lo acompaña, a unos centímetros del suelo, a algunos años de su nacimiento. Revuelve la miseria, intentado callar los gritos de su estómago vacío. Y se siente “grande”, aunque recién esté aprendiendo a escribir su nombre. Recolecta cartones y juega a ocultarse dentro de una caja, la convierte en vestido, la sueña del color que más le gusta, la transforma en pelota y desafía a la vida a un picadito. Y cada noche, vuelve a ser niña, demorando el paso del tiempo.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Fragmento de "En primera persona"


"(...) Hablar, explicar, poner en palabras. Callar, ocultar, hacer silencio. Malditas palabras cuando se nos quedan atragantadas. Malditas palabras que se quedan cortas cuando necesitamos definir lo que nos pasa. Malditas palabras que no pueden ponerle nombre a tanto sufrimiento. Malditas palabras que construyen muros donde debiera haber puentes. Malditas palabras que se ocultan detrás de este maldito silencio que enmudece gritos que debieran ser gritados. Me miraste y me dijiste que harías cualquier cosa por arrancarme ese dolor del lugar donde se me había arraigado. Dijiste que querías hacer que parara de llover adentro mío, "porque esas lágrimas eran gotas de lluvia no llovidas en su momento". Y yo que no podía parar de llover. Y yo que no tenía consuelo. Y yo que repetía que no importaba, que estaba bien, que ya estaba acostumbrada, que ya iba a pasar. Y vos que te enojabas con mi resignación. Y vos que me decías que ibas a dedicarte a hacer que me desagotara y me llorara entera. Y yo que no podía, que si fuera tan fácil, que estaba cansada, que me sentía sola, que te necesitaba. Entre tanto silencio, por fin, estaba pidiendo socorro. Y vos que no estás sola, que ¿no me ves acá a tu lado?, que siempre voy a estar con vos, que te quiero. Entre tanta indiferencia, por fin, me estabas queriendo. -"Dije que te quiero ¿escuchaste? ¡Te-quie-ro!", gritaste. Y yo levanté la mirada y me sentí a salvo cuando te vi. Y vos te acercaste y secaste mis lágrimas con tu boca. Y cada beso que me dabas, me iba aliviando. Entre tanto dolor, por fin, mi corazón empezaba a sanar. Y cada beso que nos dábamos, levantaba barreras, despejaba cielos tormentosos, abría puertas y ventanas, cerraba y curaba heridas ya encarnadas. Entre tanta soledad, por fin, nos estábamos amando (...)"